La Hondarribia no construida y la Sociedad Progreso de Fuenterrabía.
Durante la dictadura de Primo de Rivera y la primera
alcaldía de Francisco Sagarzazu se trató de llevar a cabo un proyecto
urbanístico y arquitectónico de grandes proporciones que, de haberse realizado
hubiera transformado de manera radical la fisonomía de Hondarribia.
Sim embargo este ambicioso proyecto iba a quedar reducido a
nada por varios motivos. El primero de ellos la situación económica del
Ayuntamiento, que se iba complicando cada vez más. En segundo lugar la
aparición de la Sociedad Progreso de Fuenterrabía, una sociedad en la que
participaba el hermano del alcalde, iba a hacer que la situación fuese más
compleja si cabe.
En este periodo de mediados de la década de los veinte de
siglo pasado se proyectaron varios
proyectos bastante ambiciosos. El primero que se planteó fue el ensanche de la
Campiña -en las faldas del monte Jaizkibel-, una zona que ya había sido
empleada por la alta sociedad como lugar para ubicar sus residencias, apartadas
de la costa, creando una dicotomía entre los proyectos impulsados por el
Ayuntamiento, como fue el caso del Ensanche de Aguinaga, o los desarrollados
por la alta sociedad cuyo ejemplo más representativo fue villa Glim
El proyecto del ensanche de la campiña fue encargado al
entonces jugador del Real Unión de Irún René Petit, que estaba terminando la
carrera de Ingeniería. El proyecto no encontró aspirantes a su realización en
la subasta pública por lo que en enero de 1926 Sagarzazu encargó el proyecto a
Pedro Muguruza, quien llegó a presentar el proyecto, pero no se llegó a ejecutar.
De haberse llevado a cabo hubiera transformado por completo el desarrollo
urbano de Hondarribia y hubiera supuesto que el desarrollo de la ciudad hubiese
pasado a la campiña en lugar de la costa como se estaba haciendo hasta el
momento.
Algo parecido ocurrió con el cementerio de Higuer.
Descartada la ampliación del cementerio municipal por diversas razones
(exigencias sanitarias del Estatuto Municipal, la poca idoneidad del terreno y
-no desdeñable- la presencia de edificaciones y de alguna propiedad de
Francisco Sagarzazu) se encargó, en 1924, un nuevo proyecto a Pedro Muguruza.
El grandioso proyecto de Muguruza que pretendía llevar a cabo no se
correspondía con la ciudad. Pese a que se comenzó a construir, en 1931 se
paralizó la obra de la que tan solo se habían realizado los muros tras una
costosa inversión. Con el tiempo en el recinto se construyó una villa
particular, Villa San Diego, propiedad del arquitecto Diego Méndez y luego
convertida en un camping, pese a que la villa se mantiene en la actualidad como
una dependencia de este.
Como ya hemos dicho a lo largo de la primera Alcaldía de
Francisco Sagarzazu la situación financiera del Ayuntamiento se fue complicando
cada vez más. En 1926 el Ayuntamiento solicitó un préstamo de 300.000 pesetas.
Las condiciones de este era que se amortizaría en un plazo de cuarenta con un
interés del 6% anual y ofreciendo como garantía los terrenos comunales de
Jaizkibel. De manera paralela, ante a escasa venta de los solares del ensanche
del Puntal, el Ayuntamiento de vio obligado a bajar los precios de los solares
a entre 10 y 20 pesetas el metro cuadrado. En estas circunstancias, que
obligaron a un cambio de política con los terrenos del Puntal que iba a
propiciar la aparición de la Sociedad Progreso de Fuenterrabía.
El 18 de abril de 1928 Joaquín Elissague Lazcano, vecino de
San Juan de Luz, Claudio Sagarzazu Sagarzazu, vecino de Hondarribia, y Albert
Caudron, también vecino de San Juan de Luz, constituyeron una sociedad
mercantil anónima denominada Sociedad Progreso de Fuenterrabía que tenía como objeto “la explotación y
construcción de un hotel para viajeros, construido en un solar del ensanche de
ciudad de Fuenterrabía, con todo el confort moderno y con todos los detalles de
lujo y demás propios de esta clase de industria”, en la línea largo tiempo
debatida de construir un gran hotel en Hondarribia a semejanza de lo que se
había llevado a cabo en Hendaya.
El cuatro de diciembre de 1928 se llevó a cabo una
ampliación de capital de la sociedad que cambió el objeto de esta que pasó a
ser “la adquisición de todo tipo de inmuebles o derechos reales, venta de los
mismos, construcción de obras públicas o particulares de edificios, casinos u
otros establecimientos de cualquier índole y naturaleza, explotación de toda
clase de negocios, hoteles, edificios dedicados a viviendas, construcción de
carreteras, caminos y demás y en general la celebración de todo tipo de contratos
con el Estado, Provincia o Municipio, entidades sociales o particulares y
cuantas otras operaciones financieras considere convenientes la Junta General
de Accionistas” y que iba a ser la gran beneficiada de todos los proyectos que
se pretendían llevar a cabo en Hondarribia.
En junio de 1928 la Sociedad adquirió todos los terrenos del
Puntal a un precio de seis pesetas el metro cuadrado, un coste irrisorio, con
la obligación de levantar anualmente dos o más villas. Sagarzazu optó para la
adjudicación el concurso, al que no se presentaron más licitadores, frente a la
subasta al alegar que era conveniente que la Sociedad Progreso de Fuenterrabía
fuese la adjudicataria, lo que, tras la salida de Sagarzazu del Ayuntamiento en
1930, generó un largo pleito entre el Ayuntamiento y la Sociedad Progreso de
Fuenterrabía.
Asociado al proyecto de desarrollo del ensanche del Puntal el
Ayuntamiento acordó que la principal avenida del Ensanche (la actual Sabino
Arana) llevase el nombre de Alfonso XIII. El objetivo es que la apertura de
esta vía, que según el consistorio aseguraría la viabilidad del Ensanche, obligó
a una nueva emisión de obligaciones por el Ayuntamiento, esta vez de por 500.000
pesetas y pagadero a 50 años y con una rentabilidad del 6%. Con él se pretendía
acabar con todas las obras públicas iniciadas y atender a las desviaciones
presupuestarias de algunas obras.
Pese a que la situación económica del Ayuntamiento empezada
a ser preocupante se acometió posiblemente el mayor proyecto de la época de
Sagarzazu, el puente internacional ente Hondarribia y Hendaya. Con este
proyecto se pretendía acabar con la marginación de Hondarribia en las vías de
comunicación ya que la idea de Sagarzazu era unir la ciudad con San Sebastián
por una carretera en Jaizkibel uniendo ésta a la de la Corniche que se estaba
llevando a cabo en esa época. El proyecto de puente pretendía unir el malecón
(en el actual Paseo de Butrón, en las inmediaciones de la Comandancia de
Marina) con el ensanche de Hendaya por ser este el punto donde el Bidasoa era
más estrecho.
El propio rey Alfonso XIII asistiese a la colocación de la
primera piedra, el 6 de septiembre de 1928, y a la inauguración de la avenida
que lleva su nombre como se puede ver en la fotografía que acompaña a este texto. Para el desarrollo del proyecto se confía en Pedro
Muguruza y la obra se adjudica a la Sociedad Progreso de Fuenterrabía. Podemos
considerar que estamos en el momento álgido de Sagarzazu al que le llueven los
homenajes (cena de homenaje en el casino Mirentxu el 20 de septiembre de 1928,
denominación de la avenida principal del Ensanche de la Campiña con su nombre,
Gran Cruz de Isabel la Católica, medalla del Mérito Civil, declaración de hijo
predilecto de la ciudad). La colaboración con Muguruza y la Sociedad Progreso
de Fuenterrabía -que ya es propietaria de la gestión de un hotel, de los
terrenos del Puntal, del suelo urbanizable de la Campiña y de los comunales de
Jaizkibel- es muy favorable, lo que llevó a su presidente a sugerir la apertura
de un campo de golf. Además, Pedro Muguruza proyecta una estación marítima para
Hondarribia y un edificio para la sede de la Unión Patriótica, el partido único
creado por la dictadura de Primo de Rivera y del que el alcalde era líder
local. Sin embargo, el cambio político que se iba a producir en enero de 1930,
con la dimisión de Primo de Rivera, iba a frustrar todos los planes.
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