Situación de las pensiones tras las últimas reformas por Eduardo García Elósua




El pasado 30 de marzo, el Congreso de los Diputados convalidó el Real Decreto Ley que regula la segunda fase de la reforma de las pensiones. Para dar una visión adecuada de la situación actual de las pensiones públicas, es necesario tener presente el entramado de acuerdos sociales y las medidas puestas en marcha por el Gobierno Progresista en esta legislatura y que tienen un impacto directo sobre el conjunto de la Seguridad Social: la restitución del derecho al subsidio por desempleo para las personas mayores de 52 años, que recuperó la cotización por el 125% del S.M.I. y el derecho a mantener el cobro hasta la edad ordinaria de jubilación; la I Fase Reforma de las pensiones el año 2021; la cotización de los Trabajadores Autónomos (RETA) por sus ingresos reales; la II Fase Reforma de las pensiones pactadas en marzo de 2023; la Reforma Laboral que mejoró el mercado de trabajo y la calidad del empleo y las subidas del Salario Mínimo Interprofesional (S.M.I.) que mejora la base mínima de cotización y, por tanto, los ingresos.

El eje central de esta Segunda Fase de la reforma en materia de pensiones son las medidas encaminadas a incrementar los ingresos del sistema. De aquí a 2050 hay que pagar más pensiones, de mayor cuantía y durante más tiempo. La apuesta decidida por mantener un sistema público de pensiones de reparto, sostenible y que pague pensiones suficientes implica necesariamente el incremento de los ingresos.

Ya en la primera fase de esta reforma, en el año 2021, además derogar los recortes de la reforma del año 2013 del Gobierno del PP garantizado por ley el poder adquisitivo de las pensiones y derogando el Factor de Sostenibilidad, se adoptaron importantes decisiones en la dirección de conseguir ingresos estructurales suficientes, como el de garantizar por ley el incremento de las aportaciones directas desde los Presupuestos Generales del Estado para pagar aquellos aspectos no contributivos, hasta alcanzar aproximadamente el 2% del PIB, o el nuevo sistema de cotización por ingresos reales del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos que debe permitir mejorar sus aportaciones -y sus prestaciones- y hacer más contributivo y equitativo el sistema. En la misma dirección iba encaminado el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) que ha iniciado su aplicación este año 2023.

Con esta segunda reforma, se cierra un recorrido que apuesta por un modelo social de pensiones ya que establece un nuevo marco de suficiencia y sostenibilidad del sistema con unas medidas que se ordenan alrededor de tres ejes de actuación:

  - Incremento de los ingresos contributivos.

  - Reducción de la brecha de género.

  - Nueva definición del periodo de cálculo, que coexistirá durante dos décadas con el vigente garantizando el mejor resultado entre ambos hasta 2040-43.

Los ingresos aumentarán gracias al reforzamiento del mecanismo de equidad intergeneracional (MEI) cuya cotización se amplía hasta el año 2050, con el  incremento de la Base Máxima de Cotización y con la Cuota de Solidaridad para salarios superiores a la Base Máxima de Cotización.

Ampliar el MEI es ampliar un mecanismo de refuerzo de los ingresos contributivos del sistema para la dotación del Fondo de Reserva en la idea de que pueda contribuir a la sostenibilidad  de las pensiones públicas en los momentos de gran presión demográfica. De este modo, el MEI que en 2023 tiene un tipo de cotización del 0,6% de la base de cotización, se irá ampliando progresivamente en 0,1 puntos porcentuales por cada año a partir de 2024, hasta alcanzar los 1,2 puntos porcentuales en 2029, y permanecerá en ese nivel, a partir de este año, hasta el año 2050 incluido. En la primera fase de la reforma se estableció una cotización del 0,6% y una vigencia hasta el año 2032 y revisión posterior en el ámbito de la Mesa de Diálogo Social. La Comisión Europea que exigió un ajuste de carácter automático con la ampliación de su período de vigencia como habían mantenido los sindicatos en la negociación.




Cuando la medida esté plenamente desplegada posibilitará una mejora de ingresos equivalente 5.500 millones de euros/año, lo que equivale al 0,41% PIB cada año. El importe acumulado que tendrá el Fondo de Reserva equivaldrá al 11% PIB unos 145.000 millones de euros. La puesta en marcha del MEI, ampliando los tipos de cotización y su extensión temporal, sólo recupera 1/6 parte de la reducción de cotizaciones que se produjeron entre 1979 y 1995 como se puede apreciar en el cuadro siguiente.


En cuanto al incremento de la Base Máxima de cotización (4.495,-€/mes en 2023), se establece que, desde el año 2024 hasta el año 2050, las sucesivas leyes de Presupuestos Generales del Estado fijarán el tope máximo de las bases de cotización de los distintos regímenes de Seguridad de Social, en función del IPC, y a dicho porcentaje se le sumará una cuantía fija anual de 1,2 puntos porcentuales. Este ritmo de incremento posibilitará un crecimiento real (descontada la inflación) del 38%. A partir de 2050, operará la revalorización de la base máxima de cotización con el IPC promedio. Es la primera vez que se garantiza por ley la actualización automática de la Base Máxima de cotización.

Respecto a la Cuota de solidaridad es preciso señalar que afecta únicamente a los salarios que superen la base máxima de cotización. La cotización tendrá en cuenta la remuneración total que perciba el trabajador.  Se aplica gradualmente desde el año 2025 hasta el 2045. 

Será una medida progresiva estableciéndose tres tramos de retribuciones:

1.- Los salarios incluidos entre la Base Máxima de cotización y dicha base incrementada en el 10% adicional empezarán cotizando un 0,92% hasta alcanzar el 5,5% en 2045 (4,58%  a cargo del empresario y 0,92% a cargo del trabajador).

2.- Los incluidos entre la Base Máxima incrementada en el 10% adicional y la cuantía resultante de incrementar dicha base en un 50%, empezará cotizando un 1% hasta llegar al 6% e 2045 (5% empresario y 1% trabajador).

3.- Los salarios superiores a la base máxima incrementada en un 50%, comenzarán cotizando un 1,17% hasta llegar a un 7% en 2045 (5,83 empresarios y 1,17% el trabajador).

Por otra parte, es preciso señalar que el incremento de las bases máximas irá acompañado de una subida de la pensión máxima. Hasta el año 2050 la pensión máxima se revalorizará, año a año, en la cuantía del IPC medio interanual de los 12 meses previos a diciembre del año anterior más un incremento adicional del 0,115. Desde 2051 habrá un incremento anual adicional que  será el siguiente: 2051 el 3,2%; 2052 el 3,6%; 2053 el 4,1%; 2054 el 4,8%; 2055 el 5,5%; 2056 el 6,4%; 2057 el 7,4%; 2058 el 8,5%; 2059 el 9,8; 2060 El 11,2%; 2061 el 12,7%; 2062 el 14,3%; 2063 el 16,1%; 2064 el 18,0% y 2065 el 20,0%. En 2065 se valorará, en el marco del diálogo social, la conveniencia o no de mantener el proceso y alcanzar un incremento total del 30%.

Las medidas para la reducción de la brecha de género se concretan en la ampliación de los períodos reconocidos como cotizados por cuidado de familiares hasta los 3 primeros años de excedencia o reducción de jornada; la mejora de la cobertura de las lagunas de cotización para las mujeres ampliando la cobertura de los 48 meses actuales hasta 60 meses con el 100% de la base mínima de cotización, 24 meses más con el 80% y el resto con el 50% de dicha base; el incremento de la cuantía del complemento de brecha de género en un 10% adicional a la revalorización anual que registren las pensiones durante los años 2024 y 2025 y la garantía de suficiencia de las pensiones mínimas y no contributivas son un ejemplo de ello.

Respecto a las pensiones mínimas, se establece por ley que las cuantías de las pensiones mínimas y las pensiones no contributivas estarán ligadas al umbral de riesgo de pobreza publicado por el INE. La cuantía de las pensiones mínimas contributivas tendrá como garantía mínima el umbral de riesgo de pobreza relativa. La pensión de jubilación de mayores de 65 años con cónyuge a cargo, tendrá como garantía mínima el importe equivalente al 150% del umbral de riesgo de pobreza relativa. Por su parte, como segunda referencia, se establece la pensión no contributiva que tendrá como garantía mínima el 75% del umbral de riesgo de pobreza relativa. Y a partir de ambas referencias debe operar la garantía de suficiencia para el resto de pensiones mínimas. Esta nueva garantía de suficiencia entrará en vigor de manera progresiva entre 2024 y 2025.

Se equiparan de las cuantías de jubilación anticipada e incapacidad permanente con cónyuge a cargo de titulares de entre 60 a 64 años, con las correspondientes a mayores de 65 años. Se consigue de esta forma equiparar la protección social que tiene los pensionistas de jubilación anticipada involuntaria (con edades de entre 60 a 64 años) cuando tienen cónyuge a cargo. Antes de esta reforma tenían pensiones de cuantía inferior hasta que alcanzaban la edad de 65 años. De manera que en 2024 experimentarán un incremento interanual próximo al 14%.

Se equipara la cuantía de la pensión de viudedad con cargas familiares a la de jubilación con cónyuge a cargo de mayores de 65 años, y un incremento adicional en el resto de pensiones de viudedad.

Todas las pensiones mínimas y pensiones no contributivas se incrementarán por encima de la inflación en los próximos 4 años, para acompasarlas a la implantación de la nueva garantía de suficiencia.

Con relación al período de cálculo de las pensiones, a partir del 1 de enero de 2026 se iniciará un régimen dual de cálculo de la base reguladora de la pensión de jubilación que se extenderá hasta el año 2040. Los nuevos pensionistas accederán a la base reguladora que resulte más beneficiosa entre dos alternativas: los últimos 25 años cotizados (modelo actual), o los últimos 29 años (348 meses), eliminando los dos peores años. En realidad se eliminan los peores 24 meses de cotización ya que de los 348 bases de cotización se elegirán, de oficio por la Entidad Gestora, las 324 de mayor importe. Hay un período transitorio hasta llegar a esa situación en 2038. A partir de 2041 se irá ampliando de 6 en 6 meses el cómputo de 25 años para aplicar de oficio el régimen dual. En 2041 se tomarán 25,5 años si son más favorables, en 2042 (26 años), y en 2043 (26,5 años). A partir de 2044 sólo quedará la opción de los 27 mejores años de los últimos 29.

Entre otras medidas incluidas en las reformas están la obligación de cotizar por todos los becarias/os sin exclusión; la mejora en la reducción de los coeficientes reductores por jubilación anticipada voluntaria o involuntaria o la equiparación de la pensión de viudedad de las parejas de hecho con la de las parejas matrimoniales.

El conjunto de medidas de refuerzo de ingresos adoptados en esta reforma, más las que se derivan de las anteriores reformas acordadas, garantizan la suficiencia y la sostenibilidad del sistema público de pensiones. Es una reforma que resuelve el reto de la incorporación de los Baby Boom al sistema (pasaremos de casi 10 millones de pensionistas a 15 millones en 2050) y asegura pensiones de jubilación suficientes a las generaciones más jóvenes que ya no estarán condenados a recibir una pensión inferior a las que están contribuyendo a financiar. En definitiva, consolida un sistema de pensiones equitativo, solidario y viable.

Por eso, debemos seguir reivindicando el diálogo social y la concertación como un instrumento fundamental para influir democráticamente en las políticas públicas. Muchas veces, desde mi punto de vista de forma equivocada, se parte de una concepción de la política que rechaza los acuerdos como medio para mejorar las cosas. Cuando decimos que consolidar un Estado de Bienestar fuerte no es solo un problema económico sino más bien, una cuestión de voluntad política, debemos recordar que la política no consiste en transitar por caminos fáciles. Muy al contrario debe tratar de resolver y explicar cosas complejas. Es seguro que todos los acuerdos entre opciones que tienen una posición muy diferente, y muchas veces enfrentada, sobre el futuro de las pensiones públicas, son mejorables, pero las reformas unilaterales y sin diálogo social ni acuerdos, como la reforma del año 2013, sólo han tomado medidas de recortes para hacer frente a los retos de suficiencia y sostenibilidad que tiene por delante el sistema.

La derecha política y económica ya ha iniciado su beligerancia utilizando los mismos argumentos que sostenían en los años 90 del siglo pasado. Aquellos agoreros que auguraron que la Seguridad Social estaba en quiebra y que nunca acertaron porque  el sistema obtuvo excedentes. Nada nuevo. Hace tiempo que asistimos a un debate permanente sobre la sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones. No es un debate académico, es un debate político profundamente ideológico en el que los que dicen que el sistema es insostenible son, de un lado, quienes defienden reducir el papel de las políticas públicas, especialmente de protección social, con el objetivo de pagar menos impuestos. Y de otro, expertos vinculados laboralmente o mediante patrocinios y financiación de proyectos, a los sectores económicos relacionados con la oferta de pensiones privadas.

Curiosamente suele aparecer en este grupo, con insistencia, el Banco de España. Nuestro banco central y supervisor del sistema bancario español. Su servicio de estudios produce de cuando en cuando, trabajos e informes que se alinean con las posiciones anteriores y lo hace, muy especialmente en declaraciones públicas, su Gobernador. Salvo por la vinculación evidente con el sector que supervisa, llama la atención tanta insistencia en un organismo del Estado, autónomo eso sí, en materias que no le son propias.

Hay que responder al empeño permanente por reducir la cobertura de nuestro sistema público de pensiones por parte de quienes ofertan sistemas complementarios privados ya que, en realidad, lo que pretenden es reducir las pensiones públicas para favorecer el desarrollo de los sistemas privados, que lo pueden hacer, pero en ningún caso a costa del sistema público de pensiones al que ni pueden ni deben reemplazar.

Y también a los mensajes equívocos. Porque no es cierto que mantener el MEI con una aportación del 1,2% desde el 2029 hasta el 2050 es un impuesto al empleo. Como hemos visto, desde 1980 se han reducido las cotizaciones sociales de los empresarios un 5,5%. Por otra parte, con el MEI en vigor, el coste laboral/hora pasa de 23,40€ a 23,80€. En Italia el coste laboral hora es de 29,90€, en la Eurozona  33,80€, en Alemania 38,30€ y en Francia 39,20€.

La Reforma del 2013, nos llevaba a un modelo de pensiones anglosajón con una pensión pública muy baja (pensión zócalo) y unos sistemas privados de capitalización muy desarrollados. Según la Ageing Reports de la Comisión Europea, el gasto en pensiones en 2050 con la Reforma del 2013 se situaría en un 12,5% del PIB, igual gasto que ahora (11,7% del PIB y un 13% si se incluyen las Clases Pasivas), para un 50% más de pensionistas. Y eso sólo sería posible con un recorte importante de las pensiones. El estudio de envejecimiento del la Comisión Europea aseguraba que, de aplicarse esa Reforma, la tasa de reposición de la pensión sería en 2050 un 48,6% del último salario frente al 78% actual.

Con la actual Reforma el gasto se va a situar entre un 15-16%. Lo que ya gastan hoy países de nuestro entorno. No obstante, el acuerdo contempla un mecanismo de seguimiento y corrección para el caso de que se presentara una desviación significativa en las proyecciones sobre el equilibrio del sistema. Así, se establece un sistema de seguimiento y evaluación que establece que, a partir del mes de marzo de 2025, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF), emitirá un informe trianual de evaluación del impacto de las medidas adoptadas desde el año 2020 para fortalecer los ingresos del sistema público de pensiones en el período 2020-2050 y si cumple lo fijado por la Comisión Europea que lo sitúa una cuantía media anual de un 1,7% del PIB en ingresos y un gasto medio bruto en pensiones del período 2020-2050 que no supere el 15% del PIB. Adviértase que se refiere al gasto medio en dicho período, no que uno de los años lo supere. Los años a considerar para el cálculo del gasto medio comienzan en 2022, donde el gasto medio, incluyendo las Clases Pasivas, como ya se ha señalado, es del 13% del PIB.

Si se cumple la previsión de ingresos y gastos, no se realizará ningún cambio. De producirse un exceso de gasto, se deberá proponer un conjunto amplio de medidas que aborden de forma equilibrada el incremento de ingresos, la disminución del gasto, o ambas. En el procedimiento la ley establece el papel del diálogo social como paso previo al Pacto de Toledo, dónde deben aprobarse las propuestas como paso previo a la actuación legislativa del gobierno. Si no fuera posible tener aprobada la ley para su entrada en vigor el 1 de enero del año siguiente, se fija que el criterio será el incremento de los ingresos a través del incremento del MEI.

Como se puede observar,  esta cláusula de seguimiento y evaluación contiene garantías que la hacen absolutamente diferente a la adoptada de forma unilateral y sin negociación por el Partido Popular en la reforma del año 2013. En aquella Reforma se introdujo el Factor de Sostenibilidad, ya derogado en la Reforma del año 2021, que actuaba de manera automática recortando la pensión inicial de los futuros pensionistas con un impacto muy intenso en las personas jóvenes que comenzaban su carrera profesional en el entorno de los 20-25 años, que veían reducida entre un 25-30% la cuantía de su pensión inicial.

En todo caso, si se precisan más recursos para financiar las políticas públicas que son necesarias, la herramienta fundamental es la contribución fiscal vinculada al nivel de renta y riqueza con criterio de equidad y progresividad, es decir que paguemos todas y todos y que pague más el que más tiene, en lugar de romper la coherencia de un sistema de pensiones, cuya pensión inicial, producto de la carrera de cotización de cada persona, debe mantener su poder adquisitivo durante su vigencia. De lo contrario se rompería la legitimidad de un sistema de protección social tan importante como la Seguridad Social, fuente de renta de una parte de la población, las personas mayores, que es cada vez más importante.

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