Los batallones de trabajadores en Hondarribia (I)

 


Durante la Guerra Civil y posteriormente,  en la posguerra, el empleo de batallones de trabajadores que se encargaron de realizar diversos trabajos de construcción y fortificación  fue algo habitual en la geografía española. Hondarribia no fue una excepción y trabajadores forzados hicieron acto de presencia en el municipio. Por este motivo vamos a tratar en estas páginas la cuestión de los trabajadores durante la Guerra Civil y la inmediata posguerra en un artículo posterior

El trabajo forzado en España tras la sublevación del 18 de julio fue una realidad compleja en la que hay que diferenciar entre la Guerra Civil y la posguerra. Durante el periodo bélico se crearon  “batallones de trabajadores”, unidades que existieron hasta 1940 y que convivieron con los “Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores” y los Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores- Penados”. Ambos prolongaron su existencia hasta finales de 1942 y que se crearon a lo largo de la contienda y estaban integrados por soldados republicanos que eran capturados por los franquistas.

El camino que acababa en un batallón de trabajadores comenzaba para los prisioneros por un proceso de clasificación.  Éstos eran divididos en varios grupos que marcaban su futuro. En esta labor era fundamental la información remitida desde sus respectivas localidades de residencia. En el archivo municipal se conservan cientos de informes sobre vecinos de Hondarribia con vistas a su clasificación si bien la mayor parte de ellos se refieren a la segunda fase del trabajo forzado, tras el final de la Guerra Civil. Los sucesivos alcaldes, la Guardia Civil, los agentes de la comisaría de Hondarribia y, en menor medida el párroco, aportaron una ingente  cantidad de información para la clasificación de los prisioneros en un proceso que se prolongó hasta más allá de la mitad de la década de los cuarenta. Uno de los grupos de clasificación, en concreto el B, tenía como destino los batallones de trabajadores en los que recalaban aquellos que “no era prudente ni conveniente emplearlos como soldados, pues no existía seguridad de que hiciesen buen uso del arma que se le había de entregar”. A pesar de su creación en 1937, no fue hasta diciembre de 1938 cuando se documenta la presencia de batallones de trabajadores en Gipuzkoa que se encargaron de la reparación de los puentes destruidos en Orio y Deba.

Tras el final de la Guerra Civil la situación cambió radicalmente. Entre diciembre de 1938 y febrero de 1939 las tropas franquistas hicieron 58.536 prisioneros de los que 17.506 lo fueron tras su regreso a España por la frontera de Irún. A todos éstos se les iban a sumar aquellas personas que regresaban de Francia y que debían ser clasificadas y tratadas en función del resultado de ésta. Para esta labor resultó determinante el campo de concentración en Irún de  la “Hilatura”, que funcionaba desde una fecha temprana del conflicto y era el destino de aquellos que regresaban de Francia y no podían probar su “afección” al “Movimiento Nacional”.

En territorio guipuzcoano estuvieron estacionados, a partir de noviembre de 1939 el BB.TT nº 2 y 42 (procedentes de Ciempozuelos), 107 (Calamocha) y 142 (Maella) cuya plana mayor estuvo en Oyarzun; los BB.TT nº 123 (Castelló de Farfaña) y 137 (Tremp) se establecieron en Rentería y el 89 (Granja de Escarpe) en Pasajes. Estos batallones fueron empleados en obras de fortificación de la frontera en la inmediata posguerra y fueron los responsables de la construcción de gran parte de las fortificaciones que todavía existen en Hondarribia. Pese a que nos sabemos el número exacto de prisiones que fueron empleados en dichas obras podemos estimar que los BB.TT en Gipuzkoa encuadraban en noviembre de 1939 a 5.558 prisioneros cifra que se incrementó hasta 6.122 trabajadores en mayo de 1940, lo que da idea de la importancia que el franquismo daba a las obras de fortificación de la frontera.

En este importante número de prisioneros también podemos encontrar a vecinos de Hondarribia que formaron parte de los batallones de trabajadores. Entre ellos podemos citar a Claudio Ortiz Zabala, que en mayo de 1940 formaba parte del BT 76 situado en Rentería. El vecino de Hondarribia que más tiempo permaneció en los mismos fue Emeterio Oyanguren Pérez, miliciano del Bon. Amayur. Capturado en 1937 en Santander, durante la Guerra Civil estuvo en el BB.TT nº 25 durante un año. Posteriormente pasó al BDST nº 28, radicado en Santiago de Compostela hasta que fue puesto en libertad en diciembre de 1942. En dicho batallón coincidió con otros dos vecinos de Hondarribia; Francisco Peris Araguas y Manuel Sol Gasull que también fueron puestos en libertad en 1942.

El 27 de marzo de 1939, es decir al día siguiente de entrar las tropas franquistas en Madrid, fue capturado Ángel Esponda Eguía en la capital y en noviembre de ese mismo año se encontraba en un batallón en Melilla. También en Madrid fue capturado José Iriondo Usabiaga, que permanecía en junio de 1939 como “trabajador especialista prisionero” en la Escuela de Automovilismo del Ejército. También fue enviado a un BB.TT, en calidad de prisionero, Enrique Olaizola Sorzabalbere, un pescador que en las elecciones de 1936 había sido interventor del Frente Popular, y que en octubre de 1939 formaba parte de un batallón de trabajadores en Larache.

En un batallón de Algeciras permanecían a principios de la década de los cuarenta Antonio Emazabal Susperregui y Santiago Oyarzabal Oyarbide, mecánico, natural de Irún y residente en la Villa Antonia de Mendelu, pasó a Francia en septiembre de 1936 regresando a España por Barcelona y formando parte del ejército de la República. Capturado en Tremp en agosto de 1938 en  septiembre de 1941 lo podemos localizar en el campo de concentración de Miranda de Ebro de donde fue enviado al BDST nº 6 y, tras disolverse éste fue enviado en diciembre de 1942 al Parque y Talleres de Castellón. También fueron enviados a BB.TT Andrés Ortiz encuadrado en el Bon. 21 en Teruel y José Oronoz Elizasu. En este caso se trata de un pescador nacido en Hondarribia en 1918. Permaneció durante toda la guerra en Francia de donde regresó en septiembre de 1939. De la frontera fue enviado al campo de Miranda de Ebro y de éste a San Pedro de Cardeña para acabar el 12 de diciembre de 1939 en el BDST nº 81 del que pasaría al 114 en Arizcun. Finalmente fue licenciado en febrero de 1941 pero desde septiembre de 1940 estaba ingresado en el hospital de Pamplona. Francisco Luna Galindo y Pío Olazabal Alza formaron parte del Bon.30 que se encontraba en Sondica. Olazabal, tras regresar de Francia en octubre de 1939, fue enviado al campo de Miranda de Ebro donde permaneció noviembre de 1940. Parecido fue el recorrido de Ricardo Fuentes Eizaguirre que durante la guerra formó parte del ejército de la República y al final de la guerra pasó a Francia. El 1 de noviembre, tras haber permanecido en el campo de concentración de Gurs, pasó a España tras lo que fue enviado al campo de concentración de Reus para luego ser enviado al  BDST nº 71 del que formó parte hasta julio de 1940.

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