La manzana 5 del Puntal y el patrimonio urbanístico de Hondarribia.
En repetidas ocasiones
nos hemos referido a diversos elementos del patrimonio histórico de
Hondarribia, algunos más lejanos en el tiempo y otros más cercanos. También
hemos hecho referencia, en diversos textos, al desarrollo urbano de la ciudad
desde finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX. En este
desarrollo urbano la denominada “Manzana 5” del ensanche del Puntal ocupa un
lugar destacado como vamos a exponer a continuación.
La razón que nos ocupemos
hoy de esta zona se debe a las solicitudes de derribo de las villas Ainara y
Oilar que recibió el Ayuntamiento en marzo de 2022. Se trata de dos edificios
singulares que en la actualidad, al no estar vigente el PGOU de 2017 y no
haberse aprobado el nuevo, carecen de protección. La Diputación Foral emitió,
en septiembre de 2022, sendos informes en los que se instaba al Ayuntamiento y
al Gobierno Vasco a tomar las medidas
pertinentes para proteger dichos edificios. Desde el Ayuntamiento, la
arquitecta municipal, tras destacar la situación anterior, indicó que
corresponde al Gobierno Vasco actuar para poder proteger estos edificios y
evitar la desaparición de dos elementos representativos de arquitectura de
Hondarribia que en la actualidad se encuentran amenazados.
Pero para comprender mejor
la importancia de estos edificios es necesario remontarse en el tiempo y
analizar la génesis de la Manzana 5 del Puntal, donde se encuentran ubicados. El
origen de la misma está en el proyecto de ensanche que planteó el Ayuntamiento
de Hondarribia tras el éxito del ensanche de Aguinaga. Este reordenó en gran
medida el antiguo arrabal del Magdalena ahora convertido en el barrio de la
Marina. La gran operación urbanística se iba a llevar a cabo en el Puntal fue un
proceso de muy larga gestación cuyo origen podemos situar en 1911, cuando el
Ayuntamiento presentó el proyecto. Sin embargo, el mismo no fue aprobado hasta
1914 con Javier Ugarte, propietario y veraneante en Hondarribia, como ministro
de Fomento.
De todos modos no fue
hasta 1924, en la dictadura de Primo de Rivera y con Francisco Sagarzazu en la
alcaldía, cuando comenzaron las obras. Pero en el desarrollo del Puntal
interfirió la aparición de la “Sociedad Progreso de Fuenterrabía”, creada el 18
de abril de 1928 por Joaquín Elissague Lazcano, vecino de San Juan de Luz,
Claudio Sagarzazu Sagarzazu -vecino de Hondarribia y hermano del alcalde- y
Albert Caudron, también vecino de San Juan de Luz. La sociedad tenía como
objeto “la explotación y construcción de un hotel para viajeros, construido en
un solar del ensanche de ciudad de Fuenterrabía, con todo el confort moderno y
con todos los detalles de lujo y demás propios de esta clase de industria”. Sin
embargo, en diciembre de 1928 cambió el objeto de la sociedad, que pasó a ser
“la adquisición de todo tipo de inmuebles o derechos reales, venta de los
mismos, construcción de obras públicas o particulares de edificios”.
Lo cierto es que el
Ayuntamiento vendió, en condiciones muy ventajosas para la sociedad, los
terrenos del Puntal. En julio de 1928 se vendieron los terrenos a un precio de
6 pesetas el metro cuadrado, un precio similar al de un terreno agrícola, y
todos los terrenos en un mismo lote. En 1929 la Sociedad Progreso se convirtió
en una sociedad anónima en cuya junta directiva figuraban además de los ya
mencionados Emilio Navas Labiano –secretario del Ayuntamiento de Irún desde
1924-, Rufino Gorostazu y Domingo Sagarzazu también hermano de alcalde. Sin
embargo, la caída de la dictadura el fin de la alcaldía de Francisco Sagarzazu
en marzo de 1930 frustraron los planes urbanísticos. Durante la llamada
“dictablanda” y a lo largo de la II República se denunció en numerosas
ocasiones el acuerdo con la Sociedad Progreso pero el comienzo de la Guerra
Civil impidió que se revertiera el acuerdo.
Antes de la Guerra Civil
las construcciones en la zona fueron escasas, tan solo se construyeron cinco edificios.
La primera de ellas fue la villa para Prudencia Miranda (1922) a las que
siguieron una de las que en la actualidad se encuentra en peligro de derribo
–Villa Genoveva (1929 en la actualidad Villa Oliar)- y las villas para Antonio
Carranza, Luis Olasagasti ese mismo año, y la de Consuelo Olasagasti cuyo
proyecto se presentó al Ayuntamiento en 1930.
Una de las villas amenazadas en la actualidad es villa Oilar, antiguamente Villa Genoveva, es uno de los lugares de memoria que identificamos en nuestro estudio publicado en 2020 y que fue la residencia del embajador de México Manuel Pérez Treviño. Esta villa, que experimentó sucesivas reformas, fue la residencia del dramaturgo Alfonso Sastre integrante de la llamada Generación del 50 (fallecido en 2021) y de su esposa Genoveva Forest (fallecida en 2007) y fue la sede de la editorial Hiru.
En lo que respecta al
resto de la manzana hubo que esperar hasta 1938 para que la urbanización de la
zona se reactivase y fue de la mano de Pedro Muguruza, uno de los arquitectos
más reputados de la época. Como señala Ana Azpiri en su estudio sobre el
urbanismo de Hondarribia los edificios de la manzana 5 suponen el inicio de una
arquitectura residencial de tipo unifamiliar. Además, podemos interpretar el
proceso de edificación de villas como un cambio en el modelo urbanístico basado
en el turismo, abandonando los grandes proyectos y centrándose más en la
construcción de edificios singulares que atrajeran a personalidades de la
época.
Siguiendo el estudio de Gonzalo López-Muñiz, la primera en construirse fue la actual villa Bikabi. Realizada por encargo de Victoriano Juaristi Sagarzazu –médico, publicista y artista- médico de Irún entre 1904 y 1919 y vinculado a la escuela pictórica del Bidasoa. Otra de las villas de la manzana fue la del renombrado torero de la época Victoriano de la Serna, del que ya nos ocupamos en un artículo publicado en estas páginas en septiembre de 2020 y que en la actualidad ha sido sustituida por otro edificio. La tercera edificación, en el solar D, Villa Juanita, también fue proyectada por Muguruza y el encargo provino del escrito Juan Pujol Martínez. Este era un escritor que del anarquismo pasó a la ultraderecha y que entre 1931 y 1936 dirigió el diario “Informaciones”, órgano de la propaganda nazi en España. Diputado por Madrid en 1933 y 1936 fue el jefe de Prensa y Propaganda de la Junta de Defensa Nacional al comenzar la Guerra Civil.
La última de las villas
diseñadas por Pedro Muguruza fue la actual villa Ainara –otra de la amenazadas-
realizada por encargo del empresario navarro Ramón Díaz Burguete. Se trata de
una de las obras más destacadas de Muguruza. Situada a la entrada de
Hondarribia se convirtió en uno de los elementos identificativos de la ciudad.
La singularidad del edificio y su desarrollo se recogió en diversas revistas de
arquitectura de la época y ha sido analizada en diversos estudios sobre el
urbanismo y la arquitectura en Hondarribia.
Estamos, por tanto, ante
una serie de elementos representativos de la arquitectura de Hondarribia y de
la época en la que se construyeron. A lo anterior se une el que son obras
representativas del arquitecto al que se puede atribuir, en gran medida, la
fisonomía urbana de la ciudad. Con independencia de sus posicionamientos
políticos, fue uno de los arquitectos más representativos del momento. Todo lo
anterior son razones suficientes para hacer un esfuerzo que proteja el
patrimonio histórico de Hondarribia y compatibilice el desarrollo con la
conservación del pasado.
Al autor del artículo se le olvida decir que Pedro Muguruza fué el arquitecto del Valle de los Caídos.
ResponderEliminarMemoria històrica, que poca memoria !!