Miguel Anitua: el militar republicano alavés preso en Guadalupe, pintor del Bidasoa (Juan Carlos Jiménez de Aberásturi)



El 19 de julio de 1936 el alavés Miguel Anitua y Ochoa de Eguileor, entonces capitán de Infantería, que se encontraba adscrito al cuartel de su ciudad natal, Vitoria, entró al anochecer en el despacho del general Camilo Alonso Vega, el jefe de la insurrección militar en la provincia. Le mostró una bandera monárquica que habían traído unos oficiales que habían llegado de Pamplona, manifestándole que el movimiento militar que acababa de estallar era subversivo y que él se mantenía fiel al Gobierno de la República, representado desde el punto de vista militar en la 6ª División con sede en Burgos por su superior el general Domingo Batet, titular legítimo y no por el general Mola que se había levantado en Pamplona contra el Gobierno legal. En la madrugada de este mismo día, el general Batet había sido detenido en Burgos por los golpistas al negarse a sumarse a la rebelión[1]. Actitud ejemplar que le costará la vida, siendo fusilado por Franco en febrero de 1937.

Anitua añadió a Camilo Alonso Vega que no había estado en el cuartel por la mañana y quitándose la pistola del cinto le dijo: “Haga usted de mi lo que quiera”. Fue inmediatamente detenido permaneciendo en arresto domiciliario hasta el 3 de agosto. Milagrosamente no fue fusilado en el acto como ocurrió en otros casos. Además, se negó a firmar un documento que se le presentó para apoyar y aprobar a sus compañeros sublevados. Después de un corto período de confinamiento fue enviado a preso al fuerte de San Cristóbal en Pamplona donde se le abrió un Consejo de Guerra en el que, a pesar de la acusación de desobediencia, no fue condenado a muerte gracias al apoyo de sus antiguos compañeros que le calificaron como un buen militar y persona de orden, al no oponerse directamente a la sublevación militar. Contó quizás también con las gestiones de la familia Anitua que era de las más conocidas e influyentes en Vitoria.

Anitua había estudiado el bachiller en Francia y en 1912 ingresó en la Academia Militar de Toledo. Al terminar sus estudios ingresó en la Guardia Real de Alfonso XII. Luego participaría en la guerra de Marruecos al igual que otro militar alavés que sería famoso, el general Hidalgo de Cisneros. En 1925 este último estuvo presente en el desembarco de Alhucemas, viendo con los prismáticos desde un destructor francés anclado en la bahía, las salvajadas de los legionarios y regulares españoles que lanzaban al mar desde el alto del acantilado a 200 moros que se había rendido.

Anitua fue condenado en principio a 12 años pero más tarde se aumentó la pena a 30 años que era equivalente a cadena perpetua. El también vitoriano, el general republicano Hidalgo de Cisneros, recordando a las doce generales que fueron asesinados por los franquistas por no haberse sumado a la rebelión escribía en sus Memorias:“El comportamiento de Miguel Anitua puede servir para conocer la mentalidad de muchos militares que sin estar en nuestro campo prefirieron dar su vida o sufrir años de prisión antes que traicionar su palabra. Nunca se había metido en política y era católico. Tenía simpatía por los nacionalistas vascos pero sin tomar parte de sus actividades. Cuando se implantó la República prometió como los demás, lealtad al régimen y continuó cumpliendo sus deberes militares lo mismo que con la monarquía”.

Permaneció en San Cristóbal hasta que fue juzgado y condenado y fue entonces cuando fue trasladado al fuerte de Guadalupe en Fuenterrabia. Allí convivió con su paisano Tomás Alfaro Fournier, último alcalde republicano (en funciones) de Vitoria que alegó el título de alférez de complemento en la guerra del Rif para poder acogerse al régimen militar. Tomás, que pertenecía a la aristocracia alavesa, fue un gran pintor.

Tras su traslado al fuerte de Guadalupe su situación mejoró. Pudo por ejemplo, disponer de material para pintar. Le animó a ello Tomás Alfaro Fournier. Un ejemplo de la actividad pictórica de Anitua es el bello cuadro que pintó desde Guadalupe durante su reclusión y que presentamos aquí. Mientras, su familia no descansó hasta conseguir el canje que lo liberó en agosto de 1938, tras permanecer dos años detenido, trasladándose a Francia desde donde marchó a Cataluña a incorporarse de nuevo al ejército de la República. Hidalgo de Cisneros nos informa en su libro ‘Cambio de Rumbo’ que un día le llamaron por teléfono desde el Gobierno Militar de Barcelona para comunicarle que se había presentado un capitán «bastante sospechoso, que decía que venía de la zona franquista y que era pariente suyo». Mandé que se pusiese al aparato y cuál no sería mi sorpresa al saber que se trataba de Miguel Anitua, un viejo amigo mío, cuñado de mi hermano Manolo, del que yo no tenía la menor noticia desde hacía muchos años, y al que suponía luchando contra nosotros en el ejército fascista».



Al llegar a Barcelona, en agosto o septiembre de 1938, no le dieron ningún puesto de mando en el frente sino que pasó a depender del Estado Mayor. En Cataluña ascendería a comandante. Tras la retirada de enero de 1939 pasó de nuevo a Francia donde se estableció una temporada en Perpiñán hasta que como otros militares y refugiados republicanos consiguió el permiso prefectoral para trasladarse a Pau en mayo de 1939. Franco acababa de proclamar su victoria sobre la República el 1 de abril de este mismo año. A finales de junio o principios de julio de este año, tras arreglar sus asuntos en Pau, se establece en Bayona adonde llega el 25 de julio de 1939. En esta época tendrá un incidente con Lasarte, el responsable del Servicio Vasco de Información del Gobierno Vasco y el presidente Aguirre. Hace ya cuatro meses que ha terminado la guerra. Sin embargo, Anitua al llegar a Bayona tiene una misión que cumplir que le ha sido encomendada suponemos que por los mandos del Ejército republicano aunque no podemos contar con más información sobre este tema. En Bayona marcha a la oficina de Lasarte, responsable del Servicio de Información del Gobierno Vasco que había pasado un acuerdo con el Ejército republicano para colaborar en este ámbito, contando para ello con la debida financiación.



A comienzos de noviembre de 1937, Lasarte se había entrevistado en Hendaya con un alto mando del Estado Mayor republicano, de origen alemán, apellidado Man­zhón, adscrito al Servicio de Información (S.I.M.), que estaba interesado en conocer directamente las posibilidades del servicio vasco para mover­se en el interior, su organización, así como direcciones de personas de confianza en la zona franquista para recibir envíos. A partir de aquí la colaboración se irá estrechando y el SIM empezará a financiar las actividades del servicio vasco de infor­mación[2]. Aguirre y Lasarte vieron la conveniencia de integrarlo plenamente en el SIM mediante un acuerdo, manteniendo una estruc­tura que posibilitase la permanencia de su control[3]. El servicio vasco facilitaría información de tipo político y militar al Ejército republicano así como los enlaces necesarios pero la organización seguiría siendo controlada por los naciona­listas que lograrían de esta manera, aprovechando la misma infraestructura, mantener su organiza­ción política que era lo que realmente les interesaba[4]. Durante noviem­bre y diciembre de 1938 se estudió un anteproyecto de organización conjunta que pasaba directamente el servicio bajo la dirección y responsabilidad del SIM, manteniendo Lasarte su autonomía para la zona vasca. A comienzos de diciem­bre de 1938 todavía no se habían ultimado los detalles de la colabora­ción -faltaba la fijación de la aportación económica y la cuestión de los poderes- aunque se habían recibido ya las claves y se había mandado a Barcelona abundante información militar[5].

A partir de enero de 1939 se empezó a funcionar conjunta­mente pasan­do la Oficina del SIM de Hendaya, ubicada en el Consu­lado, a trabajar con Lasarte. Sin embargo pronto comenzarán los primeros problemas por la negativa de Lasarte a integrar a miembros del SIM en su servicio.

Pero la mutua colaboración conti­nuó funcionando por lo menos hasta febrero de 1939, poco antes de terminar la guerra. El episodio de Anitua con Lasarte puede integrarse en este contexto aunque la fecha sea muy tardía.

Conviene subrayar también que en esta época el Servicio vasco estaba en contacto y colaboraba con el Service de Renseignement del Deuxième Bureau del Ejército francés. Estaba claro que Lasarte no le quería recibir ya que Anitua fue varios días a la Oficina donde le decían siempre que no estaba. Por fin, al tercer día se encuentra con él. La entrevista no fue muy cordial y Anitua señala que Lasarte le hizo de menos aunque añade “que tenía la disculpa de no saber exactamente con quién hablaba ni, por tanto, el respeto y la subordinación que le debía”[6]. Algo no del todo exacto, aunque Anitua lo desconocía, ya que Aguirre y Lasarte habían negociado, como hemos visto más arriba, la subordinación del Servicio Vasco al SIM republicano. Al día siguiente de este encuentro quedó de nuevo con Lasarte para tratar de su instalación en las oficinas de Bayona. Lasarte no acudió y delegó en un oficinista su representación. En la tarde de este mismo día Anitua volvió a entrevistarse de nuevo con Lasarte en un encuentro que define como de cualquier forma “menos amistosamente”. Anitua habló con Aguirre que también se encontraba allí y le refirió que entre él y Lasarte había “discrepancias fundamentales”. Por ello Anitua dimitió de su cargo –desconocemos claramente cuál podía ser- pero Aguirre le disuadió de hacerlo. Anitua señalaba el fondo del asunto: “…..me daba perfecta cuenta de que había una discrepancia fundamental entre un jefe que pide subordinación y un subordinado que la niega”.

Poco sabemos de su posterior permanencia en Francia y de su situación tras la ocupación alemana. A finales de 1942, decide volver a Vitoria. Su dolencia cardiaca se ha agravado y ve una oportunidad de regresar. La situación bélica iba cambiando paulatinamente a favor de los aliados: destitución de Serrano Suñer, desembarco aliado en Africa del Norte, actitud más prudente de Franco ante las presiones aliadas, etc. Expulsado del Ejército y alejado de los suyos por la guerra y el exilio durante seis años, le quedan apenas tres años de vida. En su ciudad natal se dedicó a pasear, conversar y sobre todo a la pintura. Falleció de un infarto el 19 de julio de 1945 cuando se encontraba pintando en Estibaliz (Álava). Había nacido en Vitoria el 26 de febrero de 1894, hijo de Pedro José León Anitua Gaviña y Brígida Ochoa de Eguileor López de Arróyabe. Se había casado el 20 de enero de 1920 con Blanca Maiz Alonso y tuvieron 5 hijos.

Bibliografía y documentación:
* Ruiz Llano, Germán: Álava, una provincia en pie de guerra. Voluntariado y movilización durante la Guerra Civil. Bilbao, Ediciones Beta II Milenio, 2016.

*Ignacio Hidalgo de Cisneros: Cambio de rumbo. Ikasager, 2001.


* Francisco Góngora: “El capitán vitoriano que se opuso al golpe de estado”. El Correo, | 8 diciembre 2016

* Juan Carlos Jiménez de Aberasturi: De la derrota a la esperanza : políticas vascas durante la segunda guerra mundial, 1937-1947. Instituto Vasco de Administración Pública. 1999.

* Servicio Histórico Militar. (SHM) Documentación Roja. Gobierno de Euzkadi. Información. Legajo 57. Armario 46. Carpeta 6.

*Carta de Lasarte a Aguirre. 15 de noviembre de 1938. SHM. Leg. 54. Carp. 8.

*"Mimosas y el Servicio español de Información". SHM. Leg. 56. Carp. 5.

*"Detalle de INGRESOS y PAGOS correspondientes a los meses de NOVIEMBRE y DICIEMBRE de 1938 y ENERO de 1939". SHM. Leg. 56. Carp. 5.

[1] Germán Ruiz Llano: Álava, una provincia en pie de guerra. Ediciones Beta.

    [2] Por ejemplo, en la contabilidad correspondiente al mes de diciem­bre de 1938 figuraba una entrega de 100.000 francos realizada por el SIM directamente a Lasarte en Barcelona y, en enero de 1939, otra de 10.000 francos del Estado Mayor. El ingreso mensual de la Hacienda del Gobierno Vasco al servicio era, en esta época, de 40.000 francos. "Detalle de INGRESOS y PAGOS correspondientes a los meses de NOVIEMBRE y DICIEMBRE de 1938 y ENERO de 1939". Servicio Histórico Militar (SHM). Leg. 56. Carp. 5.

    [3] Lasarte escribía en noviembre de 1938 a Aguirre dicién­dole que en su contacto con el jefe del SIM de Barcelona le había ofrecido su colabo­ra­ción "con la fórmula que me diste en París, consistente en que nuestra organización se ponga al servicio del SIM". Carta de Lasarte a Aguirre. 15 de noviembre de 1938. Servicio Histórico Militar. ( SHM). Leg. 54. Carp. 8.

    [4] Como señalaba Lasarte a Aguirre al referirse a las relaciones con el SIM: "Al servicio español le ha interesado siempre primordialmente la informa­ción. A nosotros secundaria­mente ésta, y principalmente la organi­za­ción". "Mimosas y el Servicio español de Información". Servicio Histórico Militar. (SHM.). Leg. 56. Carp. 5.

  [5] Carta de Lasarte a Aguirre. 1-XII-1938. SHM. Leg. 54. Carp. 9.

[6] Servicio Histórico Militar. (SHM) Documentación Roja. Gobierno de Euzkadi. Información. Legajo 57. Armario 46. Carpeta 6. 

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