El Castillo de San Telmo. Retazos de su historia
Informe sobre el Bien de Interés Cultural Castillo de San Telmo de Hondarribia.
1.- Localización
El Castillo de San Telmo,
o “Castillo de los Piratas” como evocadoramente se denomina, de Hondarribia se
encuentra situado en el extremo nororiental del término municipal de
Hondarribia, a 2.898 metros en línea recta de la Plaza de Armas, en la
dirección Pierre Lhande Kalea 2. La ubicación exacta, según la web 1:5000 de la
Diputación Foral de Gipuzkoa, es la siguiente:
Coordenadas UTM 30N ETRS
89: X=598036 Y=4804795 altura=16
Coordenadas WGS84:
X=4640108 Y=-144974 Z=4359103
Coordenadas geográficas: longitud:
-1 47 22.4 latitud: 43 23 22.6
Ocupa una superficie de
497m2 al borde del mar y está conformado por un recinto que alberga
tres edificaciones y dos zonas despejadas –al aislamiento de la torre y la
batería- de las que nos ocuparemos al hablar de la descripción del edificio.
Tradicionalmente se
considera a San Telmo como el patrón de los marineros[1] cuya existencia se remonta
al siglo XIII y parece que fueron los marineros vascos y gallegos quienes
extendieron el culto. Todo parece indicar que entre el siglo XIII y XVI existió
en la zona una ermita dedicada a San Telmo, aunque en la documentación medieval
De Hondarribia publicada por Eusko Ikaskuntza no existe ninguna referencia a ella,
de la que tomaría nombre el castillo.
Ilustración 1: Situación del Castillo de San Telmo.
2.-Historia del Castillo de San Telmo
El castillo de San Telmo adquirió este nombre debido a
que en las inmediaciones se encontraba la ermita de San Telmo, situada en las inmediaciones del Castillo de
Higuer, como se cita en un documento municipal de 1782 (FURUNDARENA SALSAMENDI,
J.J: Hondarribiko Toponimia. Onomasticon
Vasconiae, nº 23, Bilbao: Euskaltzaindia, 2002, pág.60.) La denominación de
“Castillo de Higuer” sin embargo, mueve a la confusión. El propio Furundarena
recoge en su explicación del término “Deseada”, un caserío que aparece citado
por primera vez en 1868, e identifica el término Talaya como una “tierra erial
en paraje llamado San Telmo por la parte del norte entre la ermita y la mar […]
junto a los pertenecidos de la casería Deseada se ha construido un edificio
destinado a casería denominado Atalaya” topónimo que sigue existiendo en la
actualidad y que se sitúa a unos 75 metros sobre el nivel del mar.
En esa zona es donde en 1926 el arqueólogo alemán
Adolf Schulten, descubridor de Numancia e investigador de Tartessos, trató de
localizar un templo de Venus que el arqueólogo alemán situó en el cabo de
Higuer. La iniciativa de Schulten tuvo una gran acogida y Guillermo Niessen, un
empresario alemán asentado en Rentería desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial
fue uno de los grandes impulsores de la iniciativa. El empresario alemán se
entrevistó con Vicente Laffite, presidente de la Diputación y gran interesado
en las cuestiones científicas, así como impulsor de la construcción del
Aquarium de San Sebastián, quien apoyó la iniciativa. La visita de Schulten llamó
la atención de la Comisión de Monumentos de Guipúzcoa, entidad creada en 1844
para paliar los efectos de la desamortización sobre el patrimonio histórico,
que acordó asumir el coste de la expedición de Schulten.
El eminente arqueólogo alemán
llegó a San Sebastián el dos de abril, de 1926. A su llegada fue recibido por
el industrial de origen alemán Guillermo Niessen y el archivero provincial
Serapio Múgica quienes le acompañaron en su expedición guipuzcoana. La
repercusión del viaje fue destacada y la prensa donostiarra le dedicó una gran
atención. “La Voz de Guipúzcoa” y “El Pueblo Vasco” prestaron una especial
atención a la vista de Schulten llegando incluso el primero, diario republicano
de San Sebastián, a destacar un corresponsal en las excavaciones el periodista
Tristán de Izaro, pseudónimo de Ricardo Izaguirre Epalza. La expedición de
Shulten recorrió varios enclaves de Jaizkibel con la pretensión de ubicar el
templo de Venus. En la misma tomaron parte, además de Niessen y Múgica, tres
peones que el alcalde Sagarzazu había facilitado para las labores auxiliares de
la misma. La expedición no tuvo ningún resultado.
Dentro del sistema defensivo de la desembocadura del
Bidasoa, en el siglo XVI, asistimos a la construcción de las primeras
fortificaciones situadas en Jaizkibel, que a su vez eran las primeras que se
realizaban extramuros de la villa. Este fue el caso del castillo de San Telmo, construido
junto al puerto de Asturiaga. El origen de esta fortificación se sitúa en 1598,
cuando siendo capitán general de Guipúzcoa Juan Velázquez se erigió el mismo
“ad reprimenda piratarum latrocinia” (para castigar los robos de los piratas),
lo que nos da idea de una pequeña fortificación para defender la bocana el
puerto y disuadir de un posible ataque por mar. Pese a que no era una
fortificación de gran tamaño un informe de 1641 destaca su importancia para
“incomodar al enemigo los quarteles y impedille la comodidad de viveres” para
afirmar contundentemente la necesidad de construirlo “en buena forma por lo que
hasta ahora se ha hecho en él ha sido tiempo y dinero perdido”, como recoge
Isabel Astiazarán en su capítulo sobre las fortificaciones en la Historia de
Hondarribia. En 1726, tras la invasión francesa de 1719, se construyó en el
mismo una batería para seis cañones.
Ilustración 2: Castillo de San Telmo en los años veinte del siglo pasado.
La decadencia de este lugar debió ser rápida ya que, en un informe, fechado el 17 de diciembre de 1736, se aseguraba que el castillo de Higuer estaba arruinado exterior e interiormente y que en él solo permanecían tres hombres y se había retirado la artillería. El castillo había perdido todo su valor ya que podía ser atacado desde Guadalupe.
A mediados del siglo XVIII el castillo recuperó su
utilidad. En 1755, el mismo año que culminaban las obras de fortificación de la
villa, se envió un memorial a Fernando VI en el que se le alertaba del peligro
que suponía la pólvora almacenada en la población por la cercanía de las casas.
El castillo fue reconstruido por orden de Fernando VI siendo el responsable de
la obra el ingeniero Felipe Cramer. Su función sería la de albergar “fuera de
los muros de la Plaza de Fuenterrabía un almacén sencillo para trasladar a él
la pólvora que actualmente se custodia en los que hay en la referida Plaza” y
de paso “restablecer aquel Puesto que la injuria del tiempo y un incendio tenía
casi arruinado, siendo tanto más conveniente su conservación, cuanto porque su
batería defiende el surgidero de aquella ensenada...”. En el plano de Cramer de
1755 se puede apreciar las nuevas edificaciones en amarillo y lo que ya existía
en rojo.
Ilustración 3: Plano de Felipe
Cramer del Castillo de San Telmo (1755)
Un último detalle es necesario señalar con respecto al castillo de San Telmo. En el informe que elaboraron los generales O´Farrill, Morla y Samper tras la Guerra de la Convención (1793-1795) hay una mención a un pequeño castillo, también construido en tiempos de Felipe II y que se denominó “del Cabo”. El mismo contaba con una plataforma para dos cañones que apuntaban a la desembocadura del Bidasoa, pero no podían hacer fuego hacia el mar por impedirlo una loma. En el mismo informe se menciona el castillo de San Telmo, en la montaña de Guadalupe, enteramente demolido y que nunca fue de útil servicio. Esta mención lleva a error ya que como hemos visto anteriormente el castillo fue reformado en 1755. Cabe la duda de si los convencionales también lo destruyeron o, pese a las reformas de años anteriores, volvía a estar abandonado. En cuanto a las baterías mencionadas en el informe podemos suponer que se refiere al emplazamiento que posteriormente ocupará el faro de Higuer o la batería que se construirá, como veremos, en el siglo XX como parte de las defensas costeras situadas en el monte Jaizkibel.
Ilustración 4: El Castillo de San Telmo en la Revista Euskal Herria (1883).
Desconocemos el momento en el que el castillo de San Telmo se abandonó definitivamente. En el texto que se publicó en la Revista Euskal Erria, fechado en 1883 y de donde procede el dibujo anterior, se indica que el castillo es “propiedad de los opulentos Guebaras”
3.-Descripción[2]
El Castillo de San Telmo
es un recinto formado por tres edificaciones que denominamos Torre, Cuartel de
Tropa y Edificio de Oficiales que se disponen alrededor de una superficie
despejada que correspondía el emplazamiento de la batería. El conjunto se
compone de una zona que denominamos Aislamiento que se construyó con motivo de
la reforma del siglo XVIII para proteger a la torre en la que se iban a
almacenar la pólvora. Según las mediciones que hemos realizado georreferenciando
el plano de Felipe Cramer sobre una ortofoto del PNOA de la máxima actualidad
la superficie de cada parte es como sigue:
Zona |
Superficie en m2 |
Tipo |
Edificio de Oficiales |
77.26 |
Edificio |
Torre |
95.22 |
Edificio |
Cuartel de Tropa |
134.52 |
Edificio |
Aislamiento de la Torre |
160.66 |
Patio |
Batería |
219.93 |
Patio |
La disposición de los edificios según el plano de
Cramer es la siguiente:
Ilustración 5: Plano del
castillo de San Telmo
Ilustración 6: Alzado y
planta del Castillo de San Telmo realizado por Juan Antonio Sáez.
En los planos realizados
por Juan Antonio Sáez se puede apreciar el alzado del castillo y la
distribución de la planta según el plano realizado por Cramer. En ambas
imágenes se puede apreciar la distribución de los tres espacios mencionados y
los dos recintos despejados, la zona de la batería y el aislamiento de la
torre. Es evidente que posiblemente el interior haya sido modificado por la
propiedad y no podemos establecer el estado actual de las edificaciones.
Según se recoge en un
informe de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, los propietarios indicaron que en
el suelo de la cocina existe una trampilla que da acceso a una galería que
comunica con el mar. La cueva estudiada por Aranzadi no se corresponde con ese
acceso secreto al castillo[3]
El edificio está cerrado
por un acceso (véase ilustración 7) sobre la que se sitúa una garita.
Traspasado el acceso se accede a un corredor que desemboca en la segunda puerta
del recinto. Sobre la misma hay un escudo y en el dintel situado debajo del
mismo se ubica la siguiente inscripción:
PHILIPUS II HISPAVM
INDIAR, Q REX
AD REPRIMENDA
PIRRATARUM LATROCINIA
HOC SANTERMI
CASTELLUM EXTREVERE MANDAIT
ANNO DOM- MDXCVIII
SIENDO DON JUAN
VELAZQUEZ CAPN GEN l DESTA PROVa
Ilustración 7: Acceso al castillo
con la garita situada sobre la puerta.
Ilustración 8: Segundo acceso con el
escudo y la inscripción en el dintel.
Ilustración 9: Acceso a
la torre en la actualidad. Fuente: https://www.xn--castillosdeespaa-lub.es/es/content/san-telmo-castillo-de
Se desconoce el estado de
los edificios en la actualidad al tratarse de una propiedad privada. De todos
modos, el hecho de haberse convertido en una vivienda hace pensar que se ha
alterado sustancialmente la disposición interna del edificio y, suponemos, en
menor medida la estructura. Las vistas aéreas de las que disponemos (véase
Anexo Gráfico) parece indicar que la zona de la batería es la que más ha sido
alterada desapareciendo las protecciones de ésta.
Pese a que durante el franquismo en las inmediaciones del castillo se ubicaban posiciones de la Línea de Defensa del Pirineo (Línea P)[4] el Castillo de San Telmo no jugó ningún papel en ella.
4.-El Castillo de San Telmo
como monumento provincial de interés histórico artístico.
Son considerados Bienes
Inmuebles Protegidos “los que recoge el artículo 334 del Código Civil, y cuantos
elementos puedan considerarse consustanciales con los edificios y formen parte
de los mismos o de su entorno o lo hayan formado, aunque en el caso de poder
ser separados constituyan un todo perfecto de fácil aplicación a otras
construcciones o a usos distintos del suyo original (Ley 16/1985, art. 14.1”).
Según el registro de Bienes Inmuebles del Ministerio de Cultura[5].
En la actualidad en Hondarribia están considerados
como Bienes de Interés Cultural las murallas y el castillo de Carlos V (1921),
el casco histórico (1963), la Casa Echeveste, el Palacio Casadevante, el
Palacio Zuloaga, la casa de Juana la Loca, la calle Pampinot y el castillo de
Carlos V en 1964. Posteriormente en 1984 se produjo la declaración de BIC de la
parroquia de Nuestra Señora del Manzano.
En lo que se refiere al Castillo de San Telmo la Orden del 17 de enero de 1964 (BOE del 29 de enero de 1964) fue declarado “monumento provincial de interés histórico artístico” en virtud del expediente instruido por la Diputación de Guipúzcoa, por lo cual se convierte en un edificio singular dotado de cierta protección.
5.-Un proyecto
para el futuro del Castillo
Ante
la posibilidad de la venta del castillo por sus propietarios a una empresa
privada dedicada a la rehabilitación de edificios, sin que se aclare cual es el
uso que se podría dar al edificio, a la vista de todo lo expuesto debemos
exponer una serie de conclusiones:
1. Se trata de un edificio del siglo
XVI que, pese a sus transformaciones posteriores, tiene un interés histórico
indudable dada la antigüedad de este que lo convierten en uno de los edificios
más antiguos de Hondarribia.
2. El interés artístico del mismo es indudable.
Forma parte de la arquitectura defensiva de la costa vasca y en el se puede
apreciar la evolución de esta desde el siglo XVI hasta el XVIII, cuando a
finales de ese siglo Hondarribia perdió la condición de plaza fuerte.
3. Se encuentra en una zona de claro
interés paisajístico que es necesario proteger y mantener inalterado.
4. En sus inmediaciones se encuentran
otros vestigios históricos como las fortificaciones de la Línea P además del
interés geológico que pueda tener la cueva situado debajo del mismo.
5. Es un edificio que se enmarca en la
larga tradición comercial de Hondarribia, como hito en la ruta hacia el Canal
de la Mancha, y evocador del pasado militar de la ciudad, al estar situada en
la frontera y en la desembocadura del Bidasoa.
6. Se relaciona con antiguas
tradiciones como la Venus Marítima y la advocación a San Telmo, considerado
como el patrón de los marineros
7. Se integra en un complejo histórico
defensivo junto con el Castillo de Carlos V.
Por
tanto, en función delo mencionado anteriormente consideramos que:
1. El Castillo de San Telmo debe ser
patrimonio municipal, al igual que el resto de los edificios considerados
monumento histórico artísticos en 1964. La posibilidad de acceder a la
titularidad del Palacio Ramery y del Castillo de San Telmo completaría el
patrimonio monumental de Hondarribia convirtiéndose en activos de la villa.
2. Se debe realizar el esfuerzo de
rescatar de manos privadas un edificio singular de la ciudad, como ya se hizo
con el fuerte de Guadalupe y es posible llevar a cabo con el Palacio Ramery.
3. Es necesario desarrollar un
proyecto cultural que permita incluir en Castillo de San Telmo en los recursos
del municipio. Las posibilidades van desde dependencias relacionadas con el
puerto, dada su cercanía, dependencias o municipales o un uso cultural.
4. En caso de llevar a cabo esta
última iniciativa consideramos que el Castillo de San Talmo se debería dedicar
a alguna iniciativa relacionada con el mar (ampliación del Itsas Museoa de San
Sebastián de la Diputación Foral o un centro de interpretación de la relación
de Hondarribia con el mar y la bahía de Txingudi). Otra posibilidad en que el
castillo se ubicase un centro de documentación dedicado a la arquitectura
defensiva de la costa guipuzcoana.
[1] Sobre la
advocación a San Telmo cfr. : https://riull.ull.es/xmlui/bitstream/handle/915/22406/08%20%28Pedro%20Hern%C3%A1ndez%20Murillo%29.pdf?sequence=1
[2]Todos los
planos e imágenes de este apartado, salvo que se indique lo contrario proceden
de: http://bertan.gipuzkoakultura.net/es/18/index.php
[4] https://www.ingeba.org/gipuzkoa/turis1/turis6/lineap.htm.
La Fundación Arma Plaza dispone de un exhaustivo estudio de localización de las
posiciones realizado por Juan Antonio Sáez.
[5] https://www.culturaydeporte.gob.es/bienes/cargarFiltroBienesMuebles.do?layout=bienesMuebles&cache=init&language=es
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