Las Brigadas Internacionales en Hondarribia
La Guerra Civil provocó una
reacción internacional contra el fascismo que se plasmó en la formación de las
Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios de todo el mundo que se
alistaron para luchar en España junto con las tropas republicanas. Entre
septiembre de 1936, en que se acordó su creación por la Komintern, y su
retirada a partir de septiembre de 1938 en que comenzó su retirada se estima
que entre veinte y cuarenta mil voluntarios -según los autores consultados-
lucharon en España. Su entrada en combate se produjo en noviembre de 1936,
participando en la defensa de Madrid, y luego combatiendo en las ofensivas de
los sublevados a comienzos de 1937 sobre Madrid en la batalla del Jarama.
Como consecuencia de estos
combates, y otros en los que participaron a lo largo de la Guerra Civil,
numerosos brigadistas fueron capturados por los sublevados. Algunos fueron
fusilados, como fue el caso de puertorriqueño Carmelo Delgado Delgado, líder de
Partido Nacionalista de Puerto Rico, capturado en los combates en la Ciudad
Universitaria de Madrid y fusilado en Valladolid el 29 de abril de 1937. Por
tanto, la suerte de los brigadistas caídos en manos de los sublevados no estaba
clara. Muchos de ellos fueron encerrados en el campo de concentración de San
Pedro de Cardeña (Burgos) a partir de abril de 1938, donde antes habían sido
recluidos los prisioneros de la campaña del norte que comenzó a finales de
marzo de 1937. Tras un tiempo de encierro variable iban siendo enviados a sus
países de origen -algunos de ellos antifascistas alemanes entregados
directamente a las autoridades nazis- y otros permanecieron en el campo de
concentración de Miranda de Ebro hasta el final de la Guerra Civil e incluso
durante la Segunda Guerra Mundial. Pero el caso que ahora nos ocupa tuvo lugar
entre la muerte de Delgado y la apertura del campo de San Pedro de Cardeña tuvo
como escenario Hondarribia y el Puente Internacional de Irún en los días 28 y
29 de mayo de 1937 como consecuencia de una maniobra propagandística del
Cuartel General de Franco y del que se conserva numeroso material gráfico en la
Biblioteca Nacional de Madrid.
Siguiendo la prensa de la época,
el 28 de mayo de 1937, cuarenta y cinco prisioneros de las brigadas internacionales
(veinticinco franceses, once ingleses, tres polacos, dos checos, un danés, un
suizo, un irlandés y un “sudamericano”, sin especificar el país según el ABC)
salieron de Salamanca con dirección a Hondarribia, a donde llegaron a las
cuatro de la tarde. Los prisioneros fueron conducidos al “Hotel Concha” que
estaba requisado por las autoridades militares “para oficinas del Estado
Español en todos los asuntos relacionados con los evadidos de la zona roja”.
Los prisioneros, custodiados por milicianos de Falange Española, permanecieron
en el mismo hasta la seis de la tarde.
A esa hora siguiendo la prensa de
la época, llegó a Hondarribia el comandante militar de la ciudad y jefe de
fronteras, entre otras ocupaciones clandestinas a las que haremos referencia en
otro texto, Julián Troncoso Sagredo acompañado de su esposa Elena Cadena
Iraizoz. A su llegada se trasladaron a los jardines del “Hotel Miramar”,
reconvertido en cuartel de requetés. En los jardines de éste se desarrolló el
segundo acto de la escenificación de los servicios de propaganda. Los
prisioneros fueron conducidos al mismo donde la esposa de Troncoso les hizo
entrega de ropa y quinientos francos franceses, tras lo cual regresaron al
“Hotel Concha” donde permanecieron custodiados por milicianos de Falange y
requetés hasta el día siguiente.
El 29 de mayo de 1937, a las diez
de la mañana fueron conducidos en dos autobuses hasta la Comandancia Militar
del Bidasoa, situada en una villa a trecientos metros de la frontera, donde se
les hizo descender y caminar hasta el puente internacional. En el mismo se
encontraban el delegado de Prensa y Propaganda, Ramón Sierra Bustamante ex
Gobernador Civil de Guipúzcoa y el embajador de Italia.
En la frontera, antes de cruzar,
los internacionalistas fueron obligados a pasar entre dos filas de flechas y
pelayos brazo en alto. Mientras cruzaban la barrera del puente internacional el
comandante Troncoso gritó “¡Arriba España! ¡Viva Franco!” que, según recogen las
crónicas, fueron coreados por los presentes ante la presencia de numerosos
periodistas internacionales.
La prensa de la época describe a
continuación la entrada en Francia de los brigadistas “entre dos filas de
gendarmes armados con fusiles, tocados con cascos guerreros y con arma corta al
cinto” en contraste con la parte española en la que no hubo presencia armada.
También hace constar como al final del puente, en la rampa que conduce a
Hendaya, se concentraba una multitud esperando a los prisioneros puestos en
libertad entre los que creen reconocer a “algunos de los que mas se
distinguieron en el incendio de Irún y que luego no han tenido el valor de
luchar en las trincheras”. De este modo se cerraba el breve paso de las
Brigadas Internacionales por Hondarribia.
Tras este acto propagandístico no
se llevaron a cabo más en Hondarribia. El “Hotel Concha” y luego el “Hotel
Miramar”, reconvertido a partir del 12 de septiembre de 1937 “Albergue Nuestra
Señora del Pilar”, siguieron acogiendo a
evadidos de la zona republicana que solicitaban dirigirse a la zona franquista
y que eran partidarios del régimen, al igual que ocurrió con otros hoteles,
como el “Hotel Francia” reconvertido en “Hotel Franco”, y ya hemos mencionado
en un texto precedente como el “Hotel Mouriscot” se convirtió en albergue de
Auxilio Social para menores repatriados desde Francia.
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