Pedro Muguruza Otaño y la Hondarribia de hoy
Pedro Barruso Barés
En junio de 2018,
como resultado de unas tareas de limpieza, apareció una placa en la que se daba
el nombre del arquitecto Pedro Muguruza Otaño a una rotonda en la que se daba
cuenta de su nombramiento como hijo predilecto de la ciudad. La aparición de la
placa dio lugar a un debate en el pleno municipal en el que se alegó su condición
de arquitecto jefe del “Valle de los Caídos” para la desaparición de la misma
en aplicación de la llamada “Ley de Memoria Histórica”. Tras el debate
consiguiente se acordó que se mantuviese la misma, aclarando quién era la
persona a quien se dedicaba su significación para Hondarribia pero se acordó
retirarle la condición de “hijo predilecto” de la ciudad..
Pedro Muguruza Otaño es cierto que fue el arquitecto
director de las obras del “Valle de los Caídos”, en su condición de Director
General de Arquitectura, y que ostentó cargos en el régimen franquista. Pero lo
que ahora nos interesa la labor arquitectónica, de uno de los más renombrados
arquitectos de España, en Hondarribia y que fue responsable, en gran medida, de
la fisionomía actual de una parte de la ciudad en el entorno de la Avenida de
Sabino Arana.

Sean cuales sean las razones, en 1924 Muguruza fue el
firmante del nuevo proyecto de cementerio ideado por Sagarzazu: el proyecto de
hotel municipal y del puente internacional Alfonso XIII, ambos en 1925; de un
hotel para viajeros en 1929 y de la futura sede de la Unión Patriótica, el
partido único creado en la Dictadura de Primo de Rivera, aunque ninguna de
estas obras llegó a realizarse. Durante la II República las contribuciones de Muguruza
fueron menos numerosas pero se pueden citar dos proyectos, el de la estación
naval (1933) y la ampliación del casino Mirentxu (1934) que tampoco se llegó a
realizar,
La Guerra Civil sorprendió
a Muguruza en Madrid. Logró salir de la capital y volver a la zona franquista residiendo
en San Sebastián, Fue a partir de este momento cuando verdaderamente influyó en
la fisonomía urbana de Hondarribia. Su primer proyecto, y el primero
construido, fue el chalet del torero Victoriano de la Serna, junto a los
jardines de Javier Ugarte, otro chalet para el industrial navarro Juan Pujol y
el proyecto para la casa de Ramón Díaz Burguete, todos en 1938 y situados en la
zona del segundo ensanche, en la zona de la actual avenida de Sabino Arana. A
partir de ese momento fueron numerosos los proyectos de residencias que llevó a
cabo Muguruza. Entre 1939 y 1951 podemos
contabilizar al menos diez proyectos de villas para personajes destacados, algo
que sería muy del gusto de Sagarzazu, como el alcalde de San Sebastián José
Múgica o el comandante militar de Hondarribia, además de otras cosas, Julián
Troncoso Sagredo. En 1941 proyectó una de las obras más ambiciosas, el poblado
de pescadores que se inauguró en 1951, situado en las inmediaciones de la calle
San Pedro, sin olvidar el proyecto para casa y taller de Francisco Sagarzazu en
el paseo del Faro.
Pero
también hay otra vertiente de la obra de Sagarzazu que hay que destacar y es la
monumental, obras que permanecen y que ya forman parte del paisaje urbano de
Hondarribia. Entre éstas se pueden mencionar el monumento a San Juan de Dios
(1940), la “Cruz de los Caídos” (1943), ya desaparecido y que estaba ubicado en
los jardines del Árbol de Gernika, y el
monumento al arzobispo Rojas y Sandoval, en la plaza del Obispo. Uno de los
últimos proyectos que se conservan en la actualidad fue el “Jardín de los
Cisnes” al pie de las murallas fechado en 1951. Poco tiempo después, en febrero
de 1952, falleció en Madrid. Poco tiempo después el Ayuntamiento de
Hondarribia, presidido por Francisco Sagarzazu, le nombró hijo predilecto de la
ciudad y le dedicó la placa mencionada. Fue, quizás, un escaso recuerdo por parte de Sagarzazu para
alguien, que pese a aspectos más controvertidos de su trayectoria, fue el
responsable en gran medida de la fisonomía actual de Hondarribia.
Comentarios
Publicar un comentario