Maquis en el Bidasoa (y II)


Salvoconducto falso con la foto de Pedro Barroso Segovia.  Fuente. AIMNO

En un artículo anterior vimos cómo se produjo la infiltración los maquie en Hondarribia y como éstos habían logrado llegar a San Sebastián. Pero mientras esto ocurría la policía había comenzado a investigar y a realizar registros en caseríos. El 23 de noviembre se llevaron a cabo registros por parte de la Policía Armada y del Ejército . “Beñac” advirtió de esta situación al grupo refugiado en el piso de la calle San Martín.
Las investigaciones policiales llevaron a la policía al piso de la calle San Martín donde el comisario Melitón Manzanas detuvo a Usabiaga, Regino González Moro y a Lapeira que había regresado de Bilbao. A partir de este momento prosiguen las detenciones de los guerrilleros y comienzan los malos tratos y las torturas en comisaría. Usabiaga fue trasladado a la meta donde habían ocultado las armas las cuales fueron localizadas por la policía. También la policía detuvo a un soldado –Carlos Mungía Altamira- al que Usabiaga había facilitado una foto de Barroso para que les procurase salvoconductos. Esta foto propició que días después Barroso fuera reconocido en Bilbao y detenido en la calle San Francisco logrando escapar Francisco Gandía.
Entre la documentación que se ocupó a los detenidos se encontró una larga lista de nombres de posibles contactos y enlaces que propició numerosas detenciones en Gipuzkoa y en Vizcaya. Entre ellos podemos destacar a Miguel Ajarnaute, afiliado a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Fue comandante de la primera compañía del Batallón Meabe en Santander, donde fue capturado y condenado a muerte si bien fue canjeado en enero de 1938. Tras su puesta en liberta fue propietario del bar “Biyac” en la calle Reyes Católicos de San Sebastián[1]. Otro de los enlaces era Matías Arzac Olaizola, dependiente de la bodega “Aitzgorri” de la calle Usandizaga del barrio donostiarra de Gros.
            Todas estas detenciones, y otras que tuvieron lugar en Bilbao, dieron lugar a la celebración de dos consejos de guerra; uno en San Sebastián y otro en Bilbao[2]. En la causa de San Sebastián fueron procesadas cuarenta y cuatro personas; los integrantes de los dos grupos, las personas que les acogieron en sus domicilios y otros que figuraban como enlaces o contactos de los guerrilleros.
            El consejo de guerra tuvo lugar en San Sebastián el 16 de junio de 1945 y el fiscal solicitó elevadas penas para todos los procesados, entre ellas la pena de muerte para cinco de los once guerrilleros. Para los  procesados de  Hondarribia
Guadalupe González Ormazábal y el resto de familiares detenidos en el caserío “Mendeluazpi”. Para el otro procesado de Hondarribia, Francisco Berra Olaso, el fiscal solicitaba diez años de cárcel. La sentencia difirió poco de lo solicitado por el fiscal. Se dictaron las penas de muerte solicitadas y tan solo se rebajó la pena de Marcelo Usabiaga, de 30 a veinte años, y de Victoriana Castán que se redujo a tan solo doce años y un día de prisión. En resumen se dictaron cinco penas de muerte, tres de treinta años, tres de veinte años, seis de doce años y un día, seis de seis años y un día y veinte procesados fueron absueltos. En lo que se refiere a los procesados de Hondarribia los integrantes de la familia González-Ormazabal fueron absueltos. No ocurrió lo mismo con Francisco Berra Olaso que fue condenado a seis años y un día de prisión acusado de haber guiado al grupo de Hondarribia a San Sebastián.      
            A lo largo del tiempo en prisión de los detenidos la gran pregunta era que es lo que había fallado para que fueran detenidos. Todas las sospechas se centraban en José Aguilar, el contacto de Irún, que era el único que sabía que el destino del grupo era la casa de Lirio. Así lo manifestaba Pedro Barroso en una carta que fue intervenida a un preso puesto en libertad –Enrique Pérez Pinedo- para que fuese entregada a Lucio Gutiérrez y que Barroso escribió antes de su ejecución. En la misma afirma que  “Toda nuestra caída ha sido culpa de un traidor que pertenecía a nuestra organización: se llama José Aguilar es de Irún. Mis compañeros conocen todos los detalles”. Esta sospecha parece ser cierta ya que en un informe policial que se incluye en el sumario de indica que Aguilar no fue detenido porque “con las referencias de este sujeto [José Aguilar del Olmo] les detienen”. La idea de que Aguilar fuese el responsable de la caída del grupo también es apuntada por Marcelo Usabiaga, quien en una entrevista con el historiador Juan Carlos Jiménez de Aberásturi mostró sus sospechas sobre Aguilar manifestando textualmente:
“Yo estoy convencido de que fue él. Hay muchas versiones sobre este asunto. Algunos dicen que como Aguilar estaba muy “pringado” por su actuación durante la Guerra Civil en Irún, la policía lo tenía muy “amartillado” y con ese chantaje le hacía “cantar”. Eso me lo comentó gente de Irún con la que luego estuve en la cárcel”
En la misma entrevista menciona como fue expulsado del PCE aunque luego en los años cincuenta volvió al partido para posteriormente desvincularse de toda actividad política falleciendo en Irún sin que Usabiaga volviese a tener contacto con él. Usabiaga, como es sabido, permaneció en prisión hasta 1960 en que fue puesto en libertad.
En lo que se refiere al resto de los procesados las penas de muerte se conmutaron, con la excepción de la de Pedro Barroso, que fue fusilado en Vitoria el 29 de septiembre de 1945. Ante la confirmación de su pena de muerte se puso en marcha una activa campaña para salvarle la vida, llegando incluso hasta la figura del nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo. Finalmente, por el “mal efecto” que iba a causar la ejecución de Barroso en San Sebastián en la temporada veraniega, fue trasladado a Vitoria donde finalmente fue fusilado tras ser aplazada la ejecución en varias ocasiones. El resto de los condenados fueron puestos en libertad en los años sesenta al igual que Marcelo Usabiaga.






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